El Presidente discute los detalles con su círculo íntimo y avanzará con las modificaciones sin acordarlas con Cristina Kirchner, con quien volvió a tener una relación distante.
Alberto Fernández ultima los detalles relativos a los cambios en el Gabinete, los cuales efectivizará en las próximas horas. Debe resolver el reemplazo de tres Ministros que presentaron sus respectivas renuncias en los últimos días. Lo hará sin acordarlo con Cristina Kirchner ni Sergio Massa, sus socios del Frente de Todos.
El Presidente aceptó las renuncias de Elizabeth Gómez Alcorta(Mujeres, Género y Diversidad), Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y Claudio Moroni (Trabajo) y aprovechará las modificaciones obligadas para refrescar la estructura ministerial en el último trimestre del año.
En esta vuelta se fueron dos de los pocos Ministros sobrevivientes del inicio de la gestión, un retrato de las múltiples crisis que ha enfrentado Fernández y que han terminado con algunos funcionarios pegando el portazo o eyectados por presión del kirchnerismo.
El Jefe de Estado define los cambios con su círculo íntimo, como lo ha hecho siempre. Se trata de un grupo de funcionarios leales que se conservan a lo largo del tiempo y en el que se apoya para tomar las decisiones trascendentes, como es el caso de este triple cambio de nombres. Fernández está en Olivos, en contacto permanente con los suyos a través de llamadas y chats de WhatsApp.
En esa lista aparecen el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el viceministro de Gabinete, Juan Manuel Olmos; y el canciller, Santiago Cafiero. Siempre cerca también se encuentra la Portavoz, Gabriela Cerruti.
La soledad de Fernández para tomar la decisión, sin comunicación con la Vicepresidenta, expone un retroceso en la convivencia interna del Frente de Todos. Si bien la relación nunca fue óptima luego de que volvieran a comunicarse para definir el reemplazante de Martín Guzmán en el ministerio de Economía, desde ese momento existía una línea abierta e intermitente.
En tanto, Massa prefiere no meterse en la decisión política sobre las designaciones nuevas. Está enfocado en la gestión económica y cultivando el perfil bajo. No responde las críticas light del kirchnerismo a su gestión, ni pone los pies en el barro de la interna oficialista. Está ocupado en sus cuestiones, en el quinto piso del Palacio de Hacienda.