El ex mandatario obtuvo el 50,79% de los votos y vuelve al poder tras la segunda vuelta más reñida de la historia del país
Bolsonaro no pudo ser reelecto.
Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, buscaba la reelección defendiendo los valores tradicionales y la reciente mejora de los datos económicos -ralentización de la inflación y caída del desempleo-, pronunciando un discurso nacionalista. “¡Brasil encima de todo, Dios encima de todos!”, reiteró en sus discursos de campaña.
Un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado.
El presidente ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: “El que tenga más votos, gana”.
Por su parte, Lula, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, promete “arreglar el país” impactado todavía por la crisis de la pandemia y sus 688.000 muertos.
En su campaña destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el ‘boom’ de las materias primas.
Cuenta con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.
Domingo 30 de Octubre de 2022
30 de Octubre de 2022
Lula busca su tercer mandato
Muchos lo enterraron políticamente cuando fue encarcelado por corrupción, pero Lula, ícono inoxidable de la izquierda de Brasil, obtuvo por la mínima diferencia -poco más de un punto- su tercer mandato.
Luiz Inácio Lula da Silva, autodefinido “joven de 76 años”, resucitó cual ‘ave fénix’ en la política tras la anulación de su condena por la corte suprema, y este domingo encaró su sexta elección presidencial, frente al actual mandatario, Jair Bolsonaro.
“Quiero probar que un metalúrgico (…) va a arreglar este país, y el pueblo va a volver a comer tres veces por día”, prometió por estos días el exsindicalista salido de la pobreza en un mitin en Sao Paulo. “Haremos lo que ya hicimos”.
La pintada del ex presidente de Brasil y candidato a las elecciones presidenciales Luiz Inacio Lula da Silva en su sede de campaña en Río de Janeiro, Brasil 28 de septiembre de 2022. REUTERS/Pilar Olivares
Dos veces presidente entre 2003 y 2010, Lula dejó el poder con una popularidad de casi 90% tras una gestión en la que 30 millones de los más de 200 millones de brasileños salieron de la pobreza.
Y se granjeó un enorme prestigio internacional como piloto del “milagro” económico brasileño, empujado por los altos precios de las materias primas.
Aunque habiendo ganado, no podrá contar con la misma bonanza: si bien la economía da señales de mejoría, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad de los años 2000.
Policías federales patrullan mientras el ex presidente de Brasil y candidato a las elecciones presidenciales Luiz Inacio Lula da Silva asiste a un acto de campaña en la escuela Portela Samba en Río de Janeiro, Brasil, el 25 de septiembre de 2022. REUTERS/Ricardo Moraes
Orígenes
Una diminuta cabaña de barro, réplica de la de su familia cuando nació el 27 de octubre de 1945, recuerda sus orígenes humildes en el empobrecido noreste de Brasil.
Séptimo hijo de un matrimonio analfabeto, Lula fue abandonado por su padre antes de que la familia emigrara, como millones de coterráneos, a la industrializada metrópoli de Sao Paulo.
Fue vendedor ambulante y lustrabotas. A los 14 años inició su formación de tornero, perdió un meñique al manipular una máquina y al final de la década de 1970, como líder del sindicato de los metalúrgicos, lideró una histórica huelga que desafió a la dictadura militar (1964-1985).
Disputó las presidenciales de 1989, las primeras tras la democratización, y luego en 1994, 1998 y 2002, cuando resultó ganador y se convirtió en el primer jefe de Estado brasileño salido de la clase obrera.
“Me hubiera gustado ser doctor, pero tuve la suerte de que ustedes me dieron el primer diploma de mi vida, el de presidente de la República”, lanzó en un mitin. Y “probé (…) que un tornero mecánico sin diploma universitario era capaz de hacer más cosas por el pueblo que los doctores que habían gobernado este país”.
Corrupción
Lula coronó su doble mandato consiguiendo la sede del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos de Rio-2016.
Pero su trayectoria política se vio empañada por escándalos de corrupción.
Fue reelegido pese al caso del “Mensalao”, una millonaria contabilidad ilegal montada por el Partido de los Trabajadores (PT) -que cofundó en 1980- para comprar el apoyo de congresistas.
Terminó igualmente envuelto en la “Lava Jato”, la mayor operación anticorrupción de la historia del país, enfocada en una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera paraestatal Petrobras.