Este lunes se realiza la primera audiencia. Se esperan declaraciones de los padres del joven asesinado
Los rugbiers ingresaron a la sala a las 10 AM, rodeados por trece efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense que les quitaron las esposas. Todos ellos llevan barbijos. Los guardias forman una suerte de pared humana alrededor de los acusados, lo que vuelve imposible a los periodistas poder verlos de forma completa.
Poco después de su ingreso tomaron sus asientos los jueces del tribunal, María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.
Máximo Thomsen, vestido con una camisa blanca, se ubica en la segunda hilera de acusados. Ciro Pertossi, por su parte, viste una camisa verde. Enzo Comelli, una camisa celeste. Blas Cinalli, una chomba verde agua. Los jueces requirieron a los acusados que se identifiquen, se quitaron los barbijos al hablar.
“Les hago saber a los imputados que tienen que estar atentos porque en este debate se va a resolver la situación procesal de cada uno de ustedes”, les advirtió la jueza Acosta. Luego, el MPF comenzó la lectura de la acusación, formulada en la investigación por la fiscal Verónica Zamboni. Después, el querellante Burlando tomó la palabra.
El abogado de los Báez Sosa aseguró que los imputados “acordaron y planearon emboscar con la intención de matar a Fernando Báez Sosa. Lo hicieron luego de un incidente menor dentro del local bailable Le Brique, donde la víctima y las personas que la acompañaron intentaron calmar los ánimos, evitar una pelea, recomponer la situación”.
“Pese a esto los acusados tomaron una decisión: tomaron la decisión de matar y mataron. A partir de hoy vamos a demostrar que el asesinatos de Fernando Báez Sosa tuvo como mecánica un asalto por ambos flancos de la víctima, luego se espera que el personal policial que vigilaba la zona se retirara del lugar para así facilitar la tarea y así matar sin riesgo y sobre seguro”, continuó.
“Vamos a demostrar que los acusados tendieron esa noche un verdadero cerco humano con la finalidad de poder asegurarse actuar sobre seguro y tener certeza que su presa no iba a poder eludirlos y mucho menos contar con ayuda, ayuda que demostraremos que otras personas quisieron otorgarle y no pudieron debido a la muralla infranqueable que construyeron sobre la víctima. El crimen fue una lisa y llana ejecución. No estuvieron dispuestos a detener su accionar hasta no ver sin vida al individuo. Cada golpe aplicado tenía un destino y un fin: matar”, siguió.
Así, Burlando incluso pidió la prisión perpetua para los ocho imputados. La jueza Acosta lo corrigió, al decir que “no es un alegato”, es decir, que no es el momento en el proceso para el pedido de pena.
Poco después de las 9, Silvino y Graciela, padres de Fernando Báez Sosa, llegaron a los tribunales de Dolores para ser los primeros testigos en el proceso, en una lista de más de 170 personas que deberán declarar.
Junto a ellos estaban sus abogados, Fernando Burlando, Fabián Améndola y Martín Leguizamón. Los padres entraron a la oficina de gestión de audiencias del Poder Judicial, donde firmarán varios documentos y luego ingresarán a la sala de audiencias.
“Me gustaría saber por qué lo hicieron. Solo sé que mi corazón está destrozado”, afirmó Graciela, en referencia a los imputados que ya habían sido ingresados al Tribunal. En la esquina de los tribunales, una mujer desplegó una bandera que dice “Justicia por Fernando”.
Poco después, dos familiares de los acusados llegaron al lugar con las caras cubiertas con barbijos. No hicieron declaraciones a pesar de la insistencia de los periodistas presentes.